miércoles, 5 de mayo de 2010

Los foros, la Ley y la ética.

Tal y como había anunciado en repetidas ocasiones, no era mi deseo entrar en cuitas con ciertos foros, ni darles importancia alguna en este medio; sin embargo no puedo abstraerme de lo que en ellos viene aconteciendo, y muy a mi pesar, me veo en la obligación de hacer aquello que no quería hacer, y de denunciar públicamente sus actuaciones, para que cada cual pueda deducir por sí mismo, sus propias conclusiones.

En los últimos días y una vez se desveló la identidad de las personas que formamos el equipo de redacción de “La verdad ornitológica”, y muy especialmente la mía, se han producido una serie de reacciones en los foros, promovidas por sus propios administradores, que sin ser trascendentes, constituyen una noticia en sí y que merecen una reflexión en esta sección. Los titulares de dicha noticia bien podrían ser los siguientes: “Apagón de las salas federaciones” o “Boicot al Blog”.

Nunca comprendí ni mucho menos admití, las normas arbitrarias de los foros impuestas por sus administradores, personas cuyo mérito era simplemente el haberlos creado. Este hecho en sí, les concede un espacio de acceso público, pero bajo ningún concepto les otorga potestades especiales ni privilegios, y mucho menos les otorga la potestad de infligir discriminaciones a las personas, difamarlas, coaccionar su libertad de expresión, ni otras tantas y tantas irregularidades como vienen cometiendo. Una de esas normas, a la que siempre me opuse, les blinda contra cualquier crítica, ya que no permiten, y expulsan a quien lo haga, las críticas a sus actuaciones; es decir, si ellos cometen un acto irregular, no tienes más opción que tragártelo sin rechistar, porque si públicamente rechistas, sin explicación alguna te expulsan; y lo que es peor, una vez expulsado y cuando careces de la posibilidad de defenderte, te ponen a parir. Esta actitud, que les coloca por encima del bien y del mal, es incompatible con el ejercicio del derecho a la libertad de expresión, y resulta inadmisible en una sociedad donde todo el mundo está sujeto a la crítica en el ejercicio de sus funciones, desde el alcalde de nuestro pueblo al presidente del Gobierno, desde el propio sistema judicial al mismísimo Papa; todos han sido objeto de crítica en alguna ocasión. ¿Y un simple administrador de un foro de pajaritos, cual Dios mismo se tratara, resulta que está por encima de esa sujeción?

Tal vez la razón de su nerviosismo radique precisamente en eso, en que saben que sus “poderes” no alcanzan a este medio, y que aquí no van tener el tratamiento de dioses que exigen en sus propios foros, y que, como cualquier otro simple mortal, estarán sujetos a una crítica legítima, por cuantas actuaciones tengan en el ejercicio de sus funciones.

Todos hemos podido comprobar como tras “El día después”, ciertos foros eliminaban todos los temas donde se hablara de este nuevo medio, imponiendo además una ley del silencio que se justifica en no otorgarnos publicidad alguna, a modo de una especie de boicot a esta editorial. Lamentablemente para ellos, sus ilusiones se han visto frustradas por el devenir de nuestro contador, que poco a poco y en nada de tiempo los deja atrás en visitas, y en tan solo 10 días hemos superado la cifra de 4.000.

El hecho en sí de ocultar las salas de federaciones es una medida muy poco inteligente por su parte, puesto que perderán visitas inexcusablemente; las de todas aquellas personas que legítimamente no desean revelar datos personales y gustan de leer sin manifestarse. Pero también pone de manifiesto que se cumple una vez más aquello de “a Dios rogando, y con el mazo dando”. Efectivamente, mientras en sus manifestaciones en diversos mensajes defienden a ultranza la libertad de expresión, sus actos les contradicen, pues demuestran una vez más que utilizan los foros para su egoísmo e intereses personales, anteponiéndolos a los intereses generales de los aficionados, y son los dioses los que deciden en sus olimpos particulares, de qué se puede hablar y de qué no, imponiendo una vez más métodos de censura, borrando todos aquellos mensajes que no convengan a sus deidades, mostrando un nulo respeto por los autores de los mismos.

Las salas de federaciones ahora están ocultas y solo pueden leerlas los usuarios registrados; es decir, aquellos que gocen de su beneplácito. Pero… ¿por qué razón y por qué ahora?

Tengo constancia fehaciente y puedo probarlo, que cualquier intento de registrase en ciertos foros para acceder a su lectura pasa por una censura previa, ya que rastrean la IP hasta identificar a la persona real que hace la solicitud. Si dicha persona no es de su conveniencia le envían un mensaje rechazando su solicitud en base a no ajustarse al perfil deseado. Con lo cual, resulta muy divertido enviar solicitudes de vez en cuando, para que así tengan una ocupación en su vagarosa existencia y se vean obligados a rastrear las IP de todas las solicitudes.

De igual manera, tengo constancia fehaciente y puedo probarlo, que miembros registrados que jamás han participado, han sido privados del acceso a la sala de federaciones, tras rastrear sus IP y descubrir quien está tras ella. ¡Menudo trabajo tienen por delante si tienen que rastrear las IP de todos los usuarios registrados!

Tengo constancia fehaciente y puedo probarlo, que existen IP bloqueadas, privándoles del acceso a ciertos foros, coaccionando así el derecho a la información.

Y aún tengo constancia fehaciente y podría probarlo, de irregularidades aún mayores y que no voy a revelar por respeto a la privacidad de terceras personas que podrían verse afectadas. Tan fehaciente es la constancia de cuanto expongo que yo mismo soy uno de esos afectados.

La razón para tomarse tantas molestias y precisamente ahora, solo se justifica con la pretensión de que algunos no tengan acceso a cuanto se dice en dichas salas, aún cuando precisamente se esté hablando de ellos, privándoles de un derecho fundamental como es el derecho a réplica. Por respeto a la línea editorial de este medio, no voy a poner calificativos a estas actitudes, y que cada cual lo califique como quiera.

Algún foro, con aparente inactividad superficial, en realidad bulle de actividad en una sala oculta, donde administradores y amigos cómplices campan a sus anchas en la oscuridad y a espaldas de los ojos de los lectores, los mismos que luego se presentan en público como adalides de la transparencia. Y ya sabemos lo que dice el refrán: “cuando alguien se tiene que ocultar, es porque algo tiene que callar”.

¿Cómo podrían justificarse todas estas actuaciones? ¿Cómo puede justificarse el que se permitan difamar a una persona a la que al mismo tiempo se le impide el acceso a cuanto de él se dice y sin posibilidad de defenderse? ¿Cómo puede justificarse una discriminación tan vergonzosa?

Son realmente ilusos si creen que con estas conductas pueriles consiguen otra cosa que su propio desprestigio y la pérdida de credibilidad de sus propios actos.

Es sabido de todos que la ignorancia no exime la culpa, no obstante y para conocimiento general expondré a continuación algunos de los muchos preceptos legales que forman parte del sistema jurídico español, y que, obviamente, algunos administradores de foros ignoran:

La Constitución española, en su Art. 14 dice:

“Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”.

Obviamente, los españoles somos iguales ante la Ley, pero no somos iguales ante los foros, pues algunos no nos ajustamos a su “perfil” deseado. En realidad este es un simple ejemplo, porque si me extendiera en los preceptos constitucionales que algunos administradores se pasan por su “divinas” vergüenzas, este artículo sería verdaderamente insoportable por su extensión.

Pero hacen exactamente lo mismo con la Ley de Protección de Datos, pues se permiten rastrear las IP de los usuarios de los foros con el objeto de decidir si nos ajustamos a su perfil o no, o para bloquearnos el acceso a cuanto se dice de nosotros, algo que además hacen con jactancia. La Agencia Española de Protección de Datos ha declarado que la IP es un dato personal y por consiguiente amparado por dicha Ley, y no puede rastrearse más que por los Cuerpos de Seguridad del Estado en la persecución de delitos, quienes incluso necesitan de una autorización judicial para proceder a su identificación.

De igual manera, muestran el mismo respeto por la Ley Orgánica Reguladora del Derecho de Rectificación, que ampara como derecho fundamental el derecho a réplica, al difamar a una persona sin otorgarle el derecho legítimo a defenderse.

Todos estos hechos, ahora de conocimiento público, revelan el verdadero talante que subyace bajo ciertos personajes, su respeto por la Ley y la ética personal de que hacen gala.

No puedo por menos, que sentir vergüenza ajena por estos comportamientos, porque aún cuando ignoren la Ley, siempre he dicho que la Ley y el sentido común van de la mano, y no es necesario tener conocimientos legales para discernir lo correcto de lo incorrecto, y cuando se es incapaz de discernir entre lo uno y lo otro; una de dos: o se es un necio irrecuperable, o bien uno carece del más mínimo precepto de ética personal.

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