martes, 22 de febrero de 2011

El futuro de FOCDE

Aún recuerdo, cuando comenzó el proceso de ruptura ornitológica, como sostenía que, aunque FOCDE no fuera perfecta, y admitiendo incluso que no me gustasen muchas cosas de ella, lo coherente era permanecer en la unidad para trabajar desde dentro; porque es desde dentro desde donde se pueden cambiar las cosas.

Una vez consumado el proceso de ruptura, comprendí que la nueva situación no era tan mala, que con ella, criadores y asociaciones podrían disfrutar de la posibilidad de elegir, lejos de anteriores monopolios. Esta nueva realidad creaba una situación de competencia que redundaría en una mejora sustancial de servicios. Afirmaba, y así lo sigo afirmando, que esa competencia legítima entre organizaciones la ganaría aquella entidad que mejor supiese gestionar los principios democráticos, y la que ofreciera más y mejores servicios, a menor coste, a sus propios asociados.

Para ello se hacían necesarias muchas reformas, y sobre todo, mucha capacidad de gestión y de trabajo, por parte de los dirigentes de cada entidad, para obtener a su vez los mejores servicios al menor coste posible, explotando incluso, nuevas fórmulas de financiación.

Siendo como son insignia de ambas entidades, los Campeonatos de España de una y otra, y predicando con el ejemplo, no escatimé esfuerzos y recursos para dotar a mi federación de una sede digna, prestigiosa, funcional y bien situada geográficamente; una sede que marcase una diferencia entre uno y otro Campeonato, y que a su vez, sacase a FOCDE del nomadismo recurrente en que se había sumido. Pero este hecho en sí, no ha venido sino a agravar las cosas, pues ha posicionado a sus órganos de poder en una nueva situación de prepotencia, y lejos de solventarse los problemas, se han agravado, porque subyacen y prevalecen.

Esa nueva prepotencia (tal vez no tan nueva) es la que hace considerar a directivos y asociaciones incapaces de autogobernarse, y la que hace aflorar un sentimiento paternalista que lleva a tutelar nuestras decisiones, ya que, se nos considera incapaces para tomarlas por nosotros mismos. Con esta mentalidad, tampoco se considera importante el mantenernos informados, y así, evitarnos la molestia de tener que pensar por nosotros mismos. Se promueve pues, el mantener a las asociaciones y criadores en general, en la más absoluta de las inopias, para que, como incapaces necesitados de tutela, sigamos delegando nuestro voto en blanco, en personas que, por igual, son mantenidas en la misma inopia. Claro que, cuando se piensa así, siempre es mejor dar las menos explicaciones posibles a cuanta menos gente mejor.

Pasa el tiempo, en una situación en que éste adquiere el mismo valor que el oro, y es frustrante comprobar como los cambios que se van produciendo en FOCDE, van precisamente en dirección contraria de la que deben ir; es decir alejándose cada vez más de los principios democráticos y de los principios de una competitividad legítima; otorgando así una clarísima ventaja a la otra organización, COE.

Sin ser verdaderamente conscientes de ello, y sin tan siquiera evaluar las consecuencias, año tras año se realizan modificaciones en los Estatutos de FOCDE que la alejan cada vez más de los principios de la Ley de Asociación, y consecuentemente, de los principios de una democracia, resultando con nuevos artículos que otorgan cada vez más poder al Comité Ejecutivo, en detrimento del verdadero y soberano órgano de poder, que no es otro que la Asamblea General, ninguneada una y otra vez, y reducida hoy a una simple pantomima.

Me pregunto cuál será la próxima potestad que se le otorgue al Comité Ejecutivo, pero no descarto ninguna nueva barbaridad; y tal vez, y dado que somos medio tontos, algún día se apruebe el celebrar las asambleas cada cuatro años, con el fin de elegir al Comité Ejecutivo, entregándole plenas potestades para gobernarnos a su antojo, según lo que ellos consideren que es lo mejor para FOCDE. Quién sabe si, al paso que vamos, incluso el cargo de Presidente no se convierta en hereditario.

Estas cosas suceden cuando se anuncia que FOCDE será gobernada como si de una empresa privada propia se tratara, y cuando los demás lo aceptan sumisamente. Al final siempre surgen problemas, sencillamente porque FOCDE no puede gobernarse así, porque no es, ni con mucho, la empresa privada de nadie. ¡Cuántas veces habré tenido que escuchar aquella manía frase de: “eso es potestad del Comité Ejecutivo”, sin que tal potestad conste en manera alguna más que en la propia afirmación, y sin que nadie tan siquiera rechiste!

En cuanto a su gestión, FOCDE cada día se aleja más y más de lo que debería ser su prioridad, que no es otra que la de servir a sus asociados. Se ha llegado a perder la perspectiva de que las asociaciones son el resultado de la unión de un colectivo para conseguir fines comunes, y no al contrario. Así, hemos llegado a una situación en la que, en lugar de que FOCDE esté al servicio de sus asociados, es al revés y somos los asociados los que estamos al servicio de FOCDE.

En la actual FOCDE, son irrelevantes los problemas y necesidades de las asociaciones y criadores, como irrelevantes son sus demandas. Lo único que interesa y preocupa es, exclusivamente, la celebración del Campeonato de España, hoy convertido en un símbolo de ostentación y egolatría. Así, la actual FOCDE está concebida única y exclusivamente para este propósito, donde las asociaciones somos meros instrumentos de recaudación que llenamos la chequera, para que ésta dilapide todo nuestro esfuerzo en un evento hoy sinónimo de despilfarro.

Siempre defendí que el Campeonato de España debería de ser organizado por la propia FOCDE y no por las asociaciones (habría que modificar los estatutos). No sólo porque FOCDE dispone de más recursos, económicos y humanos, que cualquier asociación, sino también por multitud de otras razones, como puedan ser la posibilidad de disponer en propiedad de las infraestructuras necesarias o el disponer de un equipo humano cada vez más experto que pueda subsanar los errores cometidos. Pero de nada sirven estas premisas si no se cumplen, y si además no se gestionan adecuadamente los recursos ya existentes.

Año tras año, el Campeonato de España ve incrementadas sus pérdidas, sin que se ponga fin a ello, y sin esforzarse por obtener nuevas vías de financiación, convirtiéndose en un evento ruinoso e insostenible. El resultado es siempre el mismo, y año tras año se graba a las bases con nuevos impuestos que, año tras año van a resolver definitivamente el problema, pero que año tras año demuestran su ineficacia; tal vez porque el verdadero problema no sea otro que el no saber gestionar; porque gestionar llenando a cualquier precio la chequera, sabe hacerlo cualquiera.

Posiblemente, el verdadero problema dimane de otra causa superior, como pueda ser el no saber gobernar. No se puede gobernar bajo el dictado de que el criterio de uno mismo es el único válido, imponiéndolo como tal una y otra vez, tratando de ineptos a los demás y considerándose superior en razón y verdad. El resultado es que los demás rehúsen responsabilidades y colaboración, y simplemente se dejen llevar.

FOCDE era rica en un patrimonio sin precio, como el contar con una estructura humana dispuesta a mantenerse unida ante la adversidad. Creo sinceramente que ese patrimonio se ha desvanecido por desilusión. Hoy FOCDE arde en un fuego interno con multitud de focos dispersos por nuestra geografía, y tal vez todos tengan una causa común: una normativa obsoleta que los propicia y un gobierno basado exclusivamente en un criterio personal que promueve la excepción y la desigualdad. Ello se ha traducido en un goteo incesante de nuevas pérdidas, con bajas recientes, y posiblemente, con nuevas bajas que estén por venir. Todo este cúmulo de despropósitos que tratamos de ocultar pero que están a la luz, vienen a demostrar que las cosas no se están haciendo bien; y que, o se pone remedio de inmediato, o tal vez FOCDE sea incapaz de asumir una nueva fragmentación.

Se acercan las elecciones a la presidencia de FOCDE, y parece que se evidenciará de nuevo el verdadero mal de esta entidad, cual es el que todos vivamos en un “reino de jauja” (el que se nos ha creado) donde otros piensan por nosotros y todo se nos da hecho, y donde, en consecuencia, nadie quiera asumir ninguna responsabilidad. Este es el resultado de no haber promovido nunca un verdadero trabajo de equipo en el que cada uno asuma sus propias responsabilidades y errores, creando una dependencia de personas concretas que se creen imprescindibles; y lo que es peor, que los demás creen imprescindibles. Sin duda alguna que, de seguir por este camino, no sólo se le estará ofreciendo el triunfo a COE en bandeja de plata, también se camina hacia la propia autodestrucción.

Tal vez haya llegado el momento en que, amigos y enemigos, unan sus esfuerzos por una causa común, instaurar en FOCDE una verdadera democracia que deje en el pasado viejos hábitos y normas, y apostar por su modernización y por una gestión eficiente.

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