viernes, 2 de septiembre de 2011

Homo sapiens

A mi regreso de vacaciones por el “verde” de España, tal vez buscando la paz y sosiego de temperaturas más agradables y con el propósito de desintoxicar mi mente de las burdas mezquindades de nuestro panorama ornitológico, me encuentro con las reacciones de algunos “gallos” cuyo talante e intereses no les permiten aceptar las críticas recibidas, e incurren en lo único que les queda, que lejos de rebatir esas críticas no es otra cosa que intentar desacreditar al autor de las mismas.

Las manifestaciones de estos conocidos gallos, acostumbrados a campar a sus anchas sin dar explicación, ponen de manifiesto que aún no han comprendido que los tiempos han cambiado, que las dictaduras están obsoletas y que ellos mismos y sus métodos ya están fuera de lugar. El panorama ornitológico evoluciona hacia una organización plural y cada vez más democrática, donde los socios están cada vez más instruidos y progresivamente van exigiendo y reivindicando una transparencia en la gestión y un proceder acorde con la legalidad. Estos personajes y sus manifestaciones despectivas hacia quien ose criticarlos, como si de dioses se tratara, son los que han generado el odio entre los aficionados de uno y otro lado, porque ese odio es el que los sustenta en su parcelita de poder. Son personas de pasado turbio, con actuaciones de dudosa honorabilidad y que, desprovistos de vergüenza, se erigen como ejemplo de moralidad. Lo triste es que no están solos y junto con otros como ellos forman una camarilla de intereses comunes asentada en el poder y son difíciles de derrocar, haciendo que el viejo tópico de aferrarse al cargo no sea un hecho aislado sino generalizado.

Hace tan solo unos días conversaba cordialmente con un amigo psicólogo, y la conversación, trivial al principio, derivó en asuntos de su especialidad, como las conductas del ser humano. Finalmente le pregunté por algo aparentemente inexplicable, como el hecho de que ciertas personas se aferren casi patológicamente a carguitos no remunerados en organizaciones no lucrativas. Su respuesta no se hizo esperar y sin tan siquiera reflexionar me contestó con otra pregunta: ¿en verdad son organizaciones no lucrativas? Respondí dubitativo, en teoría sí, dije; pero él se apresuró y volvió a preguntarme: ¿se mueve mucho dinero en eso de los pájaros? ¡Mucho!, respondí. Mi amigo me desconcertó porque sus preguntas no eran las que yo esperaba, pero su disertación vino después. Vino a decirme que los humanos, aunque rodeados de una parafernalia de inteligencia y de especie superior, no somos otra cosa que animales, y que como tales nos comportamos; que nuestros comportamientos suelen ser simples y previsibles, obedeciendo simplemente a nuestros propios instintos. En la mayoría de las ocasiones, la respuesta a mi pregunta era tan simple que la más sencilla de todas era la válida, y si en el fondo se maneja mucho dinero, la ostentación de cargos, asociada al poder, implica manejar y disponer de esos dineros, y la corrupción es frecuente en los actos del ser humano. Y prosiguió, si la corrupción no fuera el caso, la ostentación del poder siempre implica prebendas o beneficios de algún tipo, ya sea en forma directa o indirecta, que incluso pueden beneficiar económicamente; ya sea en forma de viajes, dietas, contactos e influencias privilegiadas, etc.; o sea, trato de favor o tráfico de influencias. Por último, añadió, entre los que se aferran patológicamente a este tipo de cargos, se encuentran también aquellos que necesitan imperiosamente de dichos cargos por una mera necesidad de autosatisfacción, de sentirse importantes dentro de su propio mundo, fuera del cual se sienten insatisfechos, obteniendo un reconocimiento social que no obtienen en el mundo real. En definitiva, se trata de las miserias del ser humano.

Tras meditar sobre toda la conversación, mi amigo me evidenció su formación profesional incuestionablemente, pues aun desconociendo por completo los entresijos de nuestro mundo ornitológico, lo describió a la perfección, porque en manera alguna, somos otra cosa que animales pertenecientes a la especie Homo sapiens, que él tan bien conoce.

A lo largo de mi breve vida en el mundo de la política ornitológica he vislumbrado todos los patrones conductuales antes descritos. He conocido ya muchos casos de corrupción, que raramente son investigados ni esclarecidos, desde cuentas fraudulentas e injustificadas hasta falsificación de firmas en actas y cheques bancarios, y que nadie denuncia simplemente por razones de conciencia o por evitar los trastornos que puedan causar; e incluso casos en los que la corrupción es encubierta hasta con homenajes de desagravio.

Esta negligencia por parte de todos conduce a una progresiva pérdida de credibilidad de nuestros dirigentes, porque si nada se denuncia, si nada se esclarece, y si encima se encubre, en verdad se están dando por buenas estas conductas, y el resultado final es que las bases puedan pensar que todos son iguales y que todos estén bajo sospecha. Por ello, los dirigentes responsables deben promover actuaciones de transparencia y control sobre sus propias gestiones, y a la vez las bases deben exigirlas.

También he conocido ya sobrados casos de apego patológico al poder por satisfacer una vida vana e insegura, donde el cargo les produce una satisfacción de realización social en un mundo parcial, en el que este tipo de cargos suelen ser rehusados por la mayoría. Los dirigentes que corresponden a este perfil suelen ser personas escasamente instruidas y acomplejadas; lo primero los convierte en gestores ineficientes, lo segundo les lleva a convertirse en dictadores.

Como se indica anteriormente, los dirigentes que se corresponden con alguno de estos perfiles no aceptan las críticas y en lugar de rebatirlas, reaccionan también con el mismo patrón conductual, el de intentar desprestigiar a quien las emite, incurriendo en el insulto y la difamación. La razón es obvia y no es otra que las críticas constituyen una clara amenaza para el status del que vienen gozando y reaccionan para intentar evitar que se promueva cualquier cambio que pueda alterar ese status. Con sus reacciones, sus acólitos incondicionales se contagian de sus conductas y las llevan a extremos, dando como resultado lo que hemos vivido en los últimos años, como si de una guerra civil entre compañeros se tratase.

En los últimos tiempos se vienen denunciando en este blog las inmundicias de FOCDE, mientras que en los foros se promueven en oposición y con claro oportunismo las magnificencias de COE, pero lo cierto es que la inmundicia está tan dispersa que pocos se libran de ella, y COE no es la excepción.

Como dice el refrán, “la mujer del César, no sólo debe ser honrada, también debe parecerlo”; y por ello, siempre dije que nadie que tuviera intereses económicos relacionados con la ornitología debía de ostentar cargos relevantes en nuestras organizaciones, pues de ser así, sus actos siempre podrían cuestionarse si obedecen a los intereses del colectivo o las los propios y personales. Por sostener estos criterios, que sigo sosteniendo, me granjeé numerosas enemistades en el pasado. También siempre sostuve que nuestras entidades son entidades sin ánimo de lucro, y eso lo que quiere decir no es otra cosa que los beneficios obtenidos por sus actividades no pueden repartirse entre los socios, sino que deben ser empleados en los fines sociales; lo cual no excluye que sus dirigentes puedan ser remunerados por su dedicación especial, pero dicha remuneración debe ser de conocimiento general, estar contemplada en los presupuestos de la entidad y aprobada por su Asamblea General, tal y como establece la LODA; o sea, a las claras de todo el mundo. Lo que en manera alguna es admisible es que se pretenda, bajo el pretexto del “sin ánimo de lucro”, que todos trabajen gratis mientras que los directivos discurran diversas argucias para beneficiarse ilegítimamente, ya sea defraudando en las cuentas, siempre escasamente controladas, mediante tráfico de influencias o montándose “chiringuitos” escondidos.

La obligación de todo dirigente con responsabilidades es la de gestionar todo lo posible para obtener beneficios económicos para la entidad a la que se debe y representa; lo que en manera alguna puede hacer es beneficiarse personalmente de esa gestión mediante subterfugios, como por ejemplo, percibiendo comisiones ilegales de proveedores en la compra o alquiler de materiales o servicios, o incluso creando empresas puentes para la prestación de los mismos. Podemos ilustrarlo con varios ejemplos.

Sería tráfico de influencias si un importante dirigente de una entidad promoviese el registro y control de nuestras bases de datos personales, según es preceptivo por la Ley de Protección de Datos, a través de una gestoría especializada en la que participa una persona próxima a él. También sería corrupción que un alto dirigente cobrase comisiones por el alquiler o compra de jaulas para un nacional o mundial, por parte de la empresa suministradora, porque dichas comisiones serían ilegales. Como también sería corrupción editar una revista que pertenece a una entidad sin rendir cuentas del resultado económico de la misma a dicha entidad, bajo el pretexto de autofinanciarse, porque ese “autofinanciarse” no aclara si se han producido beneficios ni en dónde han repercutido los mismos.

Pero la gran decepción me llega junto con un informe; y digo decepción porque se trata de una persona que representaba para mí una gran esperanza de cambios. Se trata de las denominadas “anillas de gestión FOA”.

Tras la celebración del Mundial de Matosinhos se anunciaba a bombo y platillo que el Presidente de FOA, D. Miguel Penzo, había realizado gestiones para obtener anillas mucho más baratas para los asociados de FOA, haciendo alarde además de la eficiencia de dichas gestiones en comparación con las actuaciones de los directivos de otras entidades, hecho que yo mismo aplaudí.

Tan magnifica fue la gestión que la diferencia de precio con otros proveedores habituales era notable, y poco después FOA ofrecía sus anillas al resto de federaciones “amigas”, convirtiéndolas así en clientes e incrementando aún más la cantidad de anillas proporcionadas por la llamada gestión FOA. Este hecho podría tener dos posibles interpretaciones valorables subjetivamente, pues de un lado es loable el hecho de intentar beneficiar a FOA incrementando sus ingresos; pero de otro, el beneficiarse a costa de otras federaciones compañeras, como si de clientes se tratara, puede ser cuestionable.

No obstante, tras tan magnífica gestión subyacían multitud de incógnitas que no se esclarecían y se mantenían ocultas, entre ellas, el verdadero origen de las llamadas “anillas gestión FOA” y los verdaderos cauces de su comercialización; o sea, los beneficiaros de su venta, incluidos los posibles intermediarios. Y tanto ocultismo aunado a un precio inverosímil en el mercado internacional hacían recaer multitud de sospechas en todo este guiso, si bien, todos dimos por supuesto y así se nos hizo creer, que el Sr. Penzo había encontrado en Matosinhos un fabricante inédito que le proporcionaba las anillas en condiciones ventajosas, y que la beneficiada de esa gestiones era exclusivamente la entidad a que representaba. Pero la realidad era otra bien distinta.

Después tuve conocimiento de que el Sr. Penzo no buscaba realmente un fabricante de anillas en Matosinhos, sino un fabricante del tubo de aluminio para fabricar las anillas. Para ello consultó con una de las empresas más importante de Europa, cuyo nombre omito por mantener la privacidad de la fuente, para que le suministrara dicho tubo de aluminio, la cual se negó a proporcionarle el referido material, ofreciéndose en cambio a suministrar el trabajo final; o sea, las anillas terminadas. Obviamente, ningún fabricante de anillas va a suministrar el material a nadie para que después le haga la competencia, como tampoco va a aceptar que el comprador le proporcione dicho material en detrimento de sus propios proveedores, por lo que es fácil deducir que el Sr. Penzo dispone de la maquinaria necesaria para fabricar las anillas a partir del tubo de aluminio. Era sólo cuestión de encontrar directamente a los fabricantes de tubo de aluminio.

Finalmente, parece ser que las anillas conocidas como “gestión FOA”, que en verdad deberían llamarse “gestión Penzo”, se fabrican en Argentina, y desde allí se introducen en el mercado español a través de FOA, y es esta entidad la que las distribuye, percibiendo un beneficio por ello. Recientemente, el Sr. Penzo también las ha introducido en Portugal, y parece ser, que todo se realiza en modo de “economía sumergida”; es decir, sin repercutir los pertinentes impuestos.

Pero la actividad encubierta del Sr. Penzo, al amparo y en nombre de las entidades a que representa (FOA y COM-E), no cesa, y parece ser que el Sr. Penzo ahora está indagando sobre la comercialización de jaulas para concursos e incluso para que otros fabricantes le suministren gamas “blancas” de alimentación y complementos, información que me llega de fuentes absolutamente fiables. Prueba de ello es el informe que acabo de recibir y que acredita que, curiosamente y hace tan solo seis meses; o sea, en los preliminares de un Campeonato del Mundo, del cual él es el máximo responsable, el Sr. Penzo haya constituido una empresa en forma de sociedad limitada y de la cual es administrador único, que se denomina Aspire Ibérica S.L., provista de C.I.F. B04714531, y cuya razón social, curiosamente, es la misma que la razón social de FOA. Según consta, la actividad de la empresa es la siguiente:

“Tratamiento y recubrimiento de metales, tratamiento térmico, decoración y protección de metales. Comercio al por menor de semillas, flores, plantas y pequeños animales, así como elementos para su cuidado y tenencia. Y la intermediación en el comercio de: tratamiento y recubrimiento de metales”

Estos datos pueden constatarse en el Boletín Oficial del Registro Mercantil nº 53 de fecha 17 de marzo de 2011, donde vienen publicados.

Obviamente, el Sr. Penzo está en su derecho de crear cualquier empresa, acto siempre legítimo, pero en manera alguna es legítimo valerse de sus cargos para beneficiar sus actividades empresariales y lucrativas a título personal.

De toda esta información y hechos constatados, el Sr. Penzo podría estar construyendo un imperio empresarial y surgen multitud de dudas al respecto: ¿Estaría siendo utilizada FOA como “tapadera” fiscal? ¿Percibirá la empresa Aspire Ibérica S.L. beneficios por la intermediación en la gestión de servicios y suministros de proveedores y terceros a la organización del próximo Campeonato del Mundo? ¿Se habrá desplazado a China el Sr. Penzo para negociar directamente la intermediación de la referida empresa en la posible venta de jaulas u otros productos para el Mundial que él mismo organiza?

De ser cierto todo esto, y lo cierto es que huele a chamusquina, surge una pregunta más: ¿Podría el Sr. Penzo construir este imperio empresarial sin la connivencia de otros dirigentes?

Para añadir aún más salsa a este guiso, el Sr. Díaz declara en Creatuforo que COE comprará las jaulas y estanterías necesarias para la organización del Mundial de Aguadulce, al objeto de hacer patrimonio. Aclaro que, precisamente eso mismo, es lo que siempre he defendido yo en FOCDE a propósito de su Nacional; pero las declaraciones del Sr. Díaz dejan al descubierto nuevas irregularidades, pues carece de sentido que sea COE quien compre este material, ya que no es COE quien organizá el evento, sino FOA; pero es que además, dicho gasto no está contemplado en los presupuestos de COE, ni COE, en los beneficios declarados en sus cuentas puede siquiera cubrir ese gasto. ¿De dónde sacará COE el dinero necesario si el organizador, y por tanto quien percibe los ingresos del Mundial, es FOA? ¿Pero qué pasa aquí, que COE y FOA son la misma cosa y no lo sabemos o acaso hacen con las cuentas lo que les viene en gana? ¡Por favor!, ¿es que nunca vamos a ser serios?

En cualquier caso, lo cierto es que se van a comprar jaulas y estanterías para el Mundial, y que el máximo responsable del mismo ha constituido recientemente una empresa dedicada a la intermediación de estos productos. Y esto no son rumores ni opiniones, son hechos.

Me imagino que el Sr. Penzo tendrá que dar muchas explicaciones sobre todo esto, ya no sólo a sus asociados, sino también a la opinión pública. Tan solo espero que se ciña a los hechos y no se dedique a intentar matar al mensajero, como viene siendo habitual en nuestro maltrecho mundo ornitológico. El Sr. Penzo, repito una vez más, está legitimado para montar cualquier negocio relacionado con la ornitología, pero en tal caso, lo consecuente es abandonar todos sus cargos directivos y apartarse por completo de la organización del Mundial, porque no basta con ser honrado, también hay que parecerlo.

Resulta triste y decepcionante que una sana afición para la inmensa mayoría de criadores de este país, sea gobernada de la manera que es gobernada, haciendo de ella una inmundicia de la que muchos estemos deseando salir.

Homo sapiens es como es y nada lo va a cambiar, y nuestras organizaciones no son entes abstractos sino entes gobernados por homos sapiens. Siempre emergerán dirigentes que se corrompan y siempre existirán dirigentes honestos, pero por encima de ellos, lo verdaderamente importante es que nuestras organizaciones dispongan de mecanismos de control y que los asociados hagan uso de ellos. Esos mecanismos deben estar contemplados en los estatutos de nuestras asociaciones y los asociados tienen la obligación de conocerlos y de exigir su cumplimiento. Los dirigentes serios y con el adecuado talante, son los que deben promover esta formación en sus asociados y sólo los corruptos promoverán lo contrario.

Soy perfectamente consciente de la cantidad de enemigos que a título personal generan mis artículos, prueba fehaciente que corrobora lo que en ellos expreso, pero nadie con su conciencia tranquila se sentirá nunca aludido. Nada me juego y a nadie me debo, y por tanto, soy libre de expresarme como quiera y con absoluta independencia. Tal vez sea un idealista como algunos dicen, pero ese idealismo es precisamente el que me hace saber que las cosas pueden cambiarse. Si este blog contribuye a ello, entonces el esfuerzo y el precio habrán merecido la pena, porque son miles los criadores que tienen derecho a disfrutar limpiamente de su afición.





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