miércoles, 8 de junio de 2011

ANCEP expulsada de FOCDE

Los socios de ANCEP tenían bien claro lo que estaban haciendo cuando en Asamblea General acordaron causar baja en FOEX y solicitar su ingreso en FOE, porque como Presidente de la entidad me aseguré de que así fuera antes de proceder a la votación. El propósito de tales acuerdos era provocar un debate interno en el seno de FOCDE, denunciando una situación de irregularidad contraria a lo establecido por la LODA, y servir de detonante para provocar dicho debate. Ese propósito se ha conseguido, y asociado al efecto de otras asociaciones en la misma reivindicación, aunque por razones distintas, ha sido factor decisivo en lo acontecido en la pasada Asamblea General de Socios (y no socios) de FOCDE.

También los socios de ANCEP tenían claro que podrían producirse dos consecuencias posibles: o bien la Asamblea de FOCDE comprendía el mensaje de ANCEP y nombraba una Comisión para reformar FOCDE, de conformidad con la LODA; o bien ANCEP resultaría expulsada por un Presidente de FOCDE que se opone a esas modificaciones porque le restarían el poder que ostenta con los actuales estatutos, redactados a su conveniencia, y que a la postre, son los responsables de todos los problemas que venimos sufriendo en la entidad.

Ya se trata de una cuestión de principios, de una pugna entre los que verdaderamente defendemos un sistema democrático y plural, regido por un Estado de Derecho sustentado en la legalidad; y entre los que se ponen el Estado de Derecho y la Democracia por montera, y se consideran dueños únicos de FOCDE, respaldando a un Presidente que, como dijo que haría en la Asamblea del 2009, gobierna FOCDE como si se tratara de su empresa privada.

Pero el Presidente de FOCDE no ha permitido ese debate, ni la Junta Directiva que acordó dar de baja cautelar a ANCEP tampoco supo reaccionar en este sentido cuando el Presidente incluyó el asunto en el Orden del Día de la pasada reunión de dicha Junta Directiva, bajo el título: “Situación actual de ANCEP en FOCDE. Toma de acuerdos si procede”. Bajo ese título, los miembros de Junta Directiva no tenían por qué haber secundado la propuesta del Presidente de dar de baja cautelar a ANCEP, que entre otras cosas es una incongruencia; en su lugar, bien podían haber acordado llevar a la Asamblea las reivindicaciones de ANCEP, para que ésta decidiera si las tenía en consideración, procediendo a nombrar la reivindicada Comisión; o por el contrario, se acordaba instruir a ANCEP un expediente disciplinario por violación de los Estatutos de FOCDE, que tal y como en los mismos se determina, debe ser instruido por el Comité de Conflictos, órgano judicial interno de la entidad, y de conformidad con el procedimiento dispuesto en ellos. De esta manera, la Asamblea podía decidir si los actuales Estatutos de FOCDE se ajustan a los preceptos establecidos por la LODA, en cuyo caso ANCEP debería de ser expulsada; o por el contrario decidir que no se ajustan, en cuyo caso lo que procede es nombrar una Comisión que los ajuste.

Pero los miembros de aquella reunión de Junta Directiva no supieron ver, o no quisieron ver, algo que todos implícitamente admiten, y es que nuestra federación lleva muchos años viviendo en una gran mentira, donde los socios de FOCDE no son otros que las asociaciones, y que sin embargo quienes ostentan el poder político son ellos, en representación de entidades que no son socios de FOCDE. Considerar las reivindicaciones de ANCEP implica admitir explícitamente esa realidad. Y es por ahí por donde hay que empezar, por admitir esa realidad, y si procede, debatir como demócratas si el futuro de FOCDE debe ser el de una federación o el de una confederación, pero en cualquiera de los casos, siempre ajustada a derecho.

Creo que a estas alturas ya nadie cuestione el que la normativa de FOCDE no esté en contradicción con la LODA, e incluso el propio Presidente, quien mintiendo a la Asamblea afirmó haber consultado al respecto a dos o tres abogados (¡no fue capaz de precisar el número!), ha promovido la modificación de sus propios Estatutos para hacer socios de la entidad a las federaciones regionales (modificación que finalmente no se aprobó), admitiendo explícitamente que es preceptivo, según la LODA, para ocupar cargos en la Junta Directiva.

Pero al margen de esto, lo cierto es que la Junta Directiva lo que en verdad acordó fue dar de baja cautelar a ANCEP en FOCDE, delegando en la Asamblea General la decisión final al respecto, que bien podría haber sido el nombramiento de una Comisión para la revisión de Estatutos; y sin embargo y como confesó el propio Presidente a pregunta del Sr. Penedo, se ha modificado el Acta de dicha reunión, por consejo de su abogado, haciendo constar en el mismo que lo acordado fue “Proponer a la Asamblea dar de baja a ANCEP de FOCDE”.

Y ante esto uno se pregunta dos cosas: ¿Acaso un acta no debe ser un fiel reflejo de lo sucedido y acordado en una reunión, o por el contrario puede redactarse a conveniencia? Y la otra cuestión es la siguiente: ¿Si lo acordado por la Junta Directiva fue una cosa, puede el Presidente, por consejo de un abogado, proponer otra distinta a la Asamblea?

La respuesta a ambas preguntas es obvia a todas luces y no reflejan otra cosa que el respeto que siente el Presidente de FOCDE por la legalidad. Pero además, el faltar a la verdad en un acta podría ser constitutivo de un presunto delito por falsedad documental, en el que podrían estar incurriendo el Secretario que lo redacta, el Presidente que lo visa, y los Interventores que lo avalan, en este caso los Sres. Pascual y Novoa. Con respecto a la segunda cuestión es tan obvia como la primera, y por consiguiente deslegitima la propuesta de la Junta Directiva incluida por el Presidente en el Orden del Día, de dar de baja a ANCEP de FOCDE, sencillamente porque no fue eso lo acordado por dicho órgano, con independencia de lo que aconseje ningún abogado, aunque el Presidente no ignoraba previamente que lo que proponía a la Junta Directiva no era ajustado a derecho, sino una argucia para lograr su propósito, que no era otro que la expulsión de ANCEP.

Ante este panorama y habiendo consensuado la actuación con la Junta Directiva de ANCEP, me personé en la Asamblea de FOCDE en representación de la referida asociación, participando activamente en ella pero sin participar en las votaciones, constando nuestra abstención en todos los puntos. Llegado el punto de nuestra expulsión, me limité a leer las alegaciones de ANCEP y nada más. En las mismas se aclara el porqué ANCEP se abstuvo de participar en las votaciones, documento que podéis leer en la web de dicha asociación (http://www.ancep.es/).

Llegado el momento de la votación, el Presidente de FOCDE nos sorprende de nuevo a todos con una nueva argucia, la de hacer secreta la votación, entregándose a los asistentes una papeleta en la que indicar el sentido de su voto para luego introducirla en la urna. Semejante “honor” hacia la asociación afectada no era sino una manera encubierta de diluir las posibles responsabilidades civiles que pudieran derivarse del acuerdo; ya que, en el caso de causarse perjuicios a dicha asociación y que FOCDE fuera condenada a indemnizar dichos perjuicios, dicha indemnización no recayera exclusivamente en los que fueron favorables al acuerdo, sino solidariamente entre todos, tal y como se indica en la LODA. Debe aclararse a este respecto que, aun cuando una votación sea secreta, aquellos que se opongan al acuerdo propuesto, tienen derecho a hacer constar en el Acta su oposición al mismo, única manera de eludir las posibles responsabilidades que puedan derivarse de dicho acuerdo, por lo que el secreto de la votación quedaría suspendido. O sea, que según la LODA, la votación secreta carece de validez si reconoce el derecho a hacer constar la oposición a los acuerdos que se alcancen. De otro lado, resulta obvio que la votación secreta también se realizó bajo la premisa de favorecer el sentido del voto a favor de la expulsión.

El resultado de la votación fue de 65 votos a favor de la expulsión, 46 votos en contra, 6 votos en blanco, 1 voto nulo y 10 abstenciones no contabilizadas de Galicia y Castilla-León, quienes no participaron en la votación de ningún punto del Orden del Día; por lo que ANCEP resultó finalmente expulsada de FOCDE.

Francamente tengo que manifestar que no espera semejante resultado, en el sentido de que no esperaba que el número de votos en contra de la expulsión fuera tan elevado, esperando tal vez, un mayor número de abstenciones. La razón de estas expectativas obedece a que conocía a priori el sentido del voto de los incondicionales del Presidente (y digo incondicionales en el sentido literal de la palabra), suficientes para decidir la votación; pero ignoraba el sentido del voto de las demás federaciones, máxime cuando ANCEP reivindica postulados que son contrarios al funcionamiento tradicional de las federaciones regionales en el seno de FOCDE. Todo ello teniendo en consideración de que no son las asociaciones las que deciden a la postre el sentido de su voto, entre otras razones porque carecen de cualquier información al respecto, y son los presidentes regionales los que en definitiva lo deciden, a tenor de sus propios criterios personales.

Pero el voto tuvo poco de secreto, ya que el subconsciente nos juega malas pasadas y mientras las miradas de unos eran francas, las de otros se desviaban hacia las musarañas, delatando los actos de cada uno. Puedo afirmar que se fehacientemente cual fue el voto de todos y cada uno de los presentes en aquella asamblea histórica.

Reflexionando sobre esta votación se descubren multitud de paradojas:

1º.- Que en el punto del Orden del Día inmediatamente anterior, se dieran de baja a ciertas asociaciones por supuestos incumplimientos estatutarios, sin cumplir ninguno de los preceptos establecidos por la LODA para ello, mientras que ANCEP gozó del dudoso honor de disponer de un punto específico para sí, tomándose incluso la molestia de realizar una votación secreta.

2ª.- Que el propio Presidente promueva cambios estatutarios para amparar las reivindicaciones de ciertas asociaciones gallegas y castellano-leonesas, que en definitiva reivindican lo mismo que ANCEP, y que de hecho, rehúsan a pertenecer a sus respectivas federaciones regionales; mientras que para ANCEP proponga abiertamente la expulsión en primera instancia, haciendo gala de un grado de hipocresía inaudito. Aunque la razón es obvia.

3ª.- Que defendiendo ANCEP una FOCDE como federación nacional constituida por asociaciones, haya sido expulsada por aquellos que dicen defender lo mismo, y sin embargo haya sido apoyada por aquellos que se plantean un posible funcionamiento confederacional. La explicación se encuentra en que mientras ANCEP defiende un funcionamiento de FOCDE democrático y plural, los que dicen defender lo mismo consideran que estos planteamientos representan un peligro para un sistema presidencialista, en el cual la persona del Presidente les da todo resuelto (servicio de anillas, Campeonato de España, revista Pájaros, etc.) sin que ellos tengan que implicarse asumiendo ningún tipo de responsabilidad; y por contrario, los que apoyaron a ANCEP y pese a posibles discrepancias en los conceptos, comprendieron perfectamente el mensaje de esta asociación, el de someter a un profundo debate el funcionamiento interno de FOCDE, debiéndose alcanzar un consenso en este sentido y del cual dimane una nueva FOCDE fortalecida y ajustada a los principios democráticos.

4ª.- Que asociaciones gallegas y castellano-leonesas, que como se indica anteriormente, están en la misma situación que ANCEP y que reivindican lo mismo, y con algunas de las cuales hemos mantenido numerosas conversaciones al respecto, hayan delegado sus 7 votos en el Presidente de FOCDE y que dichos votos hayan sido utilizados por éste para expulsar a ANCEP. Tras hablar posteriormente con algunos de los dirigentes de estas asociaciones para agradecer convenientemente esta incongruencia y falta de solidaridad, toda la respuesta recibida ha sido que lamentan lo que ellos califican como daños colaterales, triste excusa para justificar su negligencia. A este respecto tengo que manifestar mi profunda decepción por el hecho de que ni siquiera se hayan molestado en asistir a la asamblea, que es donde deberían de realizar sus reivindicaciones, actuando irresponsablemente y vendiendo su alma al mismísimo diablo en aras de sus fines, que ya me cuestiono incluso si obedecen más a cuestiones exclusivamente personales que a intereses propios del colectivo al que representan. En cualquier caso, ante mí, ya carecen de cualquier credibilidad.

Es evidente que ante tantas incongruencias, la expulsión de ANCEP resulte más que inaudita; más aun tratándose de una de las asociaciones más activas de FOCDE y que, sin haber hecho alarde de ningún tipo, más logros haya conseguido para ésta. Tales como haber proporcionado a FOCDE los estándares de psitácidos cedidos por su autor; la cesión de jaulas de psitácidos para la celebración del Campeonato de España durante tres años consecutivos, o el haber gestionado exitosamente la consecución de la mejor sede que en la historia haya dispuesto la entidad para la celebración del referido Campeonato, en un momento en el que el Presidente no tenía ni donde caerse muerto, y sin que por ello moviera un solo dedo.

Hoy es obvio que ANCEP nunca reclamó reconocimiento ni gratitud alguna por una lista interminable de aportaciones a FOCDE, ni tampoco reclamó nunca nada para sí misma en sus reivindicaciones, sino para la propia FOCDE. Debe haber por tanto ocultas razones que no estén en los escritos para proponer y finalmente expulsar a esta asociación, y esas razones se resumen en una: el hecho de que su Presidente, quien suscribe, representa una clara amenaza para la sustentación de un régimen que tiene de más de feudal que de democrático, y cuyo nombre se une a la larga lista de expulsados que antes representaron la misma amenaza.

Pero al contrario de lo que a priori pueda pensarse, el resultado de esta votación no va a perjudicar a la postre a la asociación expulsada, sino a la propia FOCDE, pues al contrario de lo que piensa el Presidente, de que con esta expulsión terminarán sus problemas, en verdad es ahora cuando comienzan; y esta expulsión legitima y justifica ahora más que nunca las actuaciones que puedan venir, y los responsables de las consecuencias que se deriven no serán otros que el Presidente de FOCDE y todos aquellos que le secundaron.

En aquella votación no salió perdiendo ANCEP, sino la democracia, pues fue una pugna entre demócratas y no demócratas, cuya víctima final no será ANCEP sino la FOCDE de Jiménez Cossío. Las primeras consecuencias de lo sucedido en aquella fatídica asamblea ya las tiene a la vista, una FOCDE dividida y posiblemente rota; pero las peores consecuencias están aún por llegar, y llegarán de la mano de los Tribunales.

En cierta ocasión el Presidente de FOCDE me manifestó su despreocupación por el hecho de que ANCEP pudiera recurrir a la justicia, alegando que aun ganando podrían transcurrir varios años hasta que se produjera una sentencia, y que él podría recurrir dicha sentencia dilatando aún más la resolución final, jugando con el factor tiempo a su favor y manifestando así un profundo desprecio por las consecuencias que pudieran derivarse, como por ejemplo las costas judiciales, las cuales luego se cargan a cuenta de FOCDE; es decir, a cuenta del dinero que aportan las asociaciones. Pero esa despreocupación no se ha traducido después en las precauciones y molestias que se ha tomado, tal vez habiendo comprobado que, en ocasiones, los plazos pueden no ser tan largos (ej. caso COM). Lo cierto es que parece ser que el Presidente no ha contado con que los acuerdos adoptados puedan ser suspendidos por un juez hasta la resolución de la sentencia, adoptando medidas cautelares para salvaguardar los derechos de los asociados, y que el plazo para lograr eso puede ser muy breve.

Se deduce fácilmente de lo anterior que ANCEP no está dispuesta a transigir con nada de lo sucedido en la pasada Asamblea General de FOCDE, y que llegará hasta las últimas consecuencias para subsanarlo, recurriendo a los tribunales para ello. No haremos lo que otros hicieron antes al emprender el fácil camino de la huida rompiendo a la afición de este país, aun cuando ellos lo tuvieron mil veces más fácil y sin necesidad de tener que recurrir a los Tribunales, pues contaban con los votos suficientes para haber decidido en la siguiente asamblea, simplemente no ratificando los acuerdos de la previa Junta Directiva, con el voto de las asociaciones que hoy configuran COE.

Hoy ANCEP emprende un camino arduo y tortuoso, no en aras de destruir FOCDE sino de reconstruirla restaurando en ella una verdadera democracia. Hoy los demócratas, los que se plantean una nueva huida, tienen la oportunidad histórica de hacer causa común con ANCEP y de luchar verdaderamente por los intereses generales de los aficionados, en contra de los intereses personales de unos pocos que vergonzosamente han hecho de FOCDE su feudo particular. A esos demócratas yo les pido desde estas líneas que no abandonen FOCDE sino que luchen por cambiarla, porque FOCDE no es patrimonio del Sr. Jiménez y sus acólitos, sino que se ha construido con el esfuerzo y con el dinero de todos, y si verdaderamente representan los intereses de sus asociados, éstos no pasan por renunciar a ese patrimonio. Esa oportunidad histórica consiste en no dejar a ANCEP luchar sola, sino en adherirse a su demanda y esperar a que un juez ponga las cosas en su sitio. A este respecto, no albergo ninguna duda de que en la próxima Asamblea General de FOCDE, ANCEP vuelva a estar representada con sus derechos como socio plenamente restituidos, y posiblemente con algunas sorpresas más.

Posiblemente, al igual que ellos y al igual de la mayoría de los españolitos de a pie, tampoco yo crea en el sistema judicial español; pero si reivindicamos verdaderamente un Estado de Derecho, sólo hay un sitio donde éste pueda ser reivindicado.

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