sábado, 21 de mayo de 2011

La hora de la verdad

A penas falta una semana para la próxima Asamblea General de FOCDE y, una vez más, la prudencia, aconseja guardar silencio sobre muchos aspectos, pero todo apunta a que se tratará de una asamblea decisiva para el futuro de la entidad, habida cuenta del malestar general que existe entre distintos sectores de FOCDE con el Presidente de la misma.

Y mal comienza la asamblea cuando en la convocatoria ya se perciben diferentes argucias del presidente para manejarla a su antojo, como por ejemplo el hecho de que se celebre primero la extraordinaria y después la ordinaria, y cuando los asuntos son incluidos en una u otra de manera arbitraria y a conveniencia, máxime cuando en la misma se incluye un proceso electoral. Y es que nuestros estatutos, obra maestra de la literatura, no comprenden la diferencia que existe entre una asamblea ordinaria y una asamblea extraordinaria, y permiten al presidente hacer lo que le venga en gana a la hora de convocarlas.

Que nadie se confunda porque nada es fruto del azar; al contrario, el orden de las cosas ha sido previsto meticulosamente y tiene una razón de ser, y lejos de cómo debía ser, el presidente se someterá a la reelección antes incluso de rendir cuentas sobre su gestión en el ejercicio anterior, cosa del todo inaudita, pero además no lo hará sin antes haber aprobado las modificaciones estatutarias que le interesan, porque en caso de no ser así, someterá a la asamblea al chantaje de retirar su candidatura, amenazando con dejar a los pobres corderos sin su pastor.

La convocatoria persiste, tal y como se establece convenientemente en los estatutos de la entidad, en ocultar información a los verdaderos asociados de FOCDE, como por ejemplo, las cuentas de la entidad, ya que éstas no han sido adjuntadas a la misma y sólo han sido enviadas a los presidentes regionales. Esta disposición estatutaria demuestra una vez más cómo han venido funcionando las cosas en FOCDE, aprobándose disposiciones estatutarias a conveniencia de las federaciones regionales y que enajenan a las propias asociaciones, mantenidas siempre en la desinformación. Resulta difícil de creer, como se pretende, que las asociaciones ejerzan influencia alguna en la Asamblea General, deslegitimando así a dicho órgano.

Pero esta connivencia histórica entre dirigentes ha funcionado porque entre Comité Ejecutivo y demás miembros de Junta Directiva han sabido respetar sus respectivos roles y se han respaldado mutuamente, erigiéndose así en la oligarquía que sostenía el régimen. Hasta que ha llegado el momento en que algunas asociaciones han reivindicado sus derechos legítimos usurpados históricamente, y han puesto en un brete el sostenimiento económico tanto de FOCDE como de las propias federaciones regionales, al exigir, como socios de pleno derecho de la entidad, los derechos que les corresponden en consecuencia, entre ellos, el de recibir los servicios directamente de FOCDE y ejercer el propio Derecho de Asociación, que ampara la Constitución en su Art.º 22.

Esta nueva realidad obliga a reaccionar a unos y otros, y cada uno lo hace en defensa y de sus propios intereses. De un lado, el Presidente de FOCDE se enfrenta a una posible pérdida económica importante en el caso de que estas asociaciones decidan abandonar FOCDE, con lo cual se pondría en peligro la viabilidad del propio Campeonato de España. Los presidentes regionales ven peligrar ya no sólo su economía, también su hegemonía sobre las asociaciones de sus respectivas comunidades autónomas. El presidente no lo duda y promueve cambios estatutarios que bajo el falaz pretexto de convertir a las federaciones regionales en socios de FOCDE, de una manera absolutamente incoherente y chapucera, lo que en verdad promueve es un claro ninguneo de éstas, desde la perspectiva histórica de la entidad, al ceder a las pretensiones de dichas asociaciones, contrarias a los estatutos, pero sabedor de que los mismos incurren en ilegalidad. Algunos presidentes regionales reflexionan y reaccionan proponiendo la transformación de FOCDE en una confederación, lo cual implica la exclusión de las asociaciones de la misma, sustentándose así en el poder, que en definitiva, es de lo que se trata en esta pugna.

El resultado de todo este entresijo de despropósitos es que todos andan desorientados, han perdido un rumbo histórico y no saben cómo reaccionar, pero algunos tienen claro que no aceptarán más imposiciones del Presidente, creándose así una situación inédita cuyas consecuencias son imprevisibles.

Entre tanto, circulan cartas reivindicativas por media España de unos y de otros, con acusaciones y desmentidos recíprocos que enervan aún más la situación, evidenciando ya no sólo el malestar referido, también evidencian los graves problemas internos que se viven en algunas federaciones regionales, porque en definitiva, FOCDE ha servido de ejemplo para toda la ornitología española, un mal ejemplo que se traduce en una pésima construcción de todas las estructuras, haciéndonos vivir en una mentira creída a pies juntillas, que desconoce por completo la Ley que nos ampara, los principios democráticos, y el verdadero significado del verbo representar. Así es como nuestros dirigentes, a lo largo de la historia, han gobernado en base a sus criterios exclusivamente personales, sin recabar previamente el criterio de aquellos a los que se supone que representan. Cambiar esa actitud en adelante, es un ejercicio al que deberán habituarse, porque de otro modo, todo se derrumbará en una pseudo democracia insostenible.

En efecto, estoy viendo actuaciones, ya no en el Presidente de FOCDE, que es caso aparte, sino en algunos presidentes regionales, que se están arrogando potestades de “jefe” en lugar de asumir la verdadera representación de sus asociados, e incluso pretendiendo impartir una justicia fuera de sus potestades, ya que se consideran con derecho incluso a intervenir en el funcionamiento interno de sus propios asociados. Esta soberbia impropia de un demócrata, no es sino heredada de la propia soberbia de FOCDE.

La verdad ornitológica, y no me refiero a este modesto blog, se encuentra única y exclusivamente en la Ley Orgánica reguladora del Derecho de Asociación (*LODA); y no me cansaré de pedir una y otra vez, que en lugar de perder tanto tiempo en los foros diciendo tonterías, empleemos ese mismo tiempo en leer dicha ley y en comprender el verdadero significado del Derecho de Asociación, aunque empiezo a pensar que algunos no lo quieren comprender.

Entre todos estos dimes y diretes, un presidente regional en concreto, el Sr. López, anuncia su dimisión en un foro antes incluso de donde debe anunciarla, motivada sin duda por la presión a que se ha visto sometido. Ciertamente, toda su actuación en estos asuntos y muy especialmente la carta que envió a las asociaciones castellano-leonesas están plagadas de desaciertos, y pese a mis desavenencias personales con este señor, admito que me han decepcionado. No obstante, el Sr. López debe comprender como lo comprende cualquier demócrata, que sus postulados pueden no ser compartidos por todos, sin que ello sea causa de que los suyos queden excluidos; en eso se basa precisamente la pluralidad. También debe aceptar, como acepta un verdadero demócrata, que cuando se ostenta un cargo, se acepta también el que los demás puedan ejercer el derecho a la crítica sobre el ejercicio de sus funciones en dicho cargo. Asumir adecuadamente esas críticas, encajarlas y tenerlas en consideración, es precisamente lo que diferencia el talante entre un demócrata y un tirano. En su caso y por lo que percibo, ni cuestiono lo primero y ni considero lo segundo, por contrario creo que su actuación es simplemente pueril, como el niño que se lleva el juguete cuando no se juega con sus reglas, destilando un victimismo que lo que simplemente pretende es el respaldo de los demás. De todas sus manifestaciones, la que más me decepciona es que considere una pérdida de tiempo el asistir a la Asamblea General de FOCDE, porque es allí y no en ningún otro sitio donde debe defender sus ideas (con independencia de que yo no las comparta); y si defender sus ideas, que previamente deben ser consensuadas con sus asociados, a los cuales representa, lo considera una pérdida de tiempo, en efecto, lo consecuente es dimitir del cargo porque su talante no es el correcto.

Pero me llegan rumores de que otros presidentes regionales actuarán de manera similar y no se personarán en la Asamblea General de FOCDE y con ello, poniendo en evidencia una vez más la pésima construcción de FOCDE, en la cual las asociaciones no pintan nada. A estos presidentes regionales yo les digo que si así actúan, estarán incurriendo en irresponsabilidad; que los problemas no se resuelven dándoles la espalda, sino enfrentándose a ellos. Les digo que la FOCDE que todos queremos no es la FOCDE propiedad de D. Jesús Jiménez Cossío, sino una FOCDE democrática y plural, gobernada por todos y para todos. También les digo que si lo que quieren es destruir FOCDE, entonces que no vayan, pero si lo que quieren es transformar FOCDE, entonces deben ir y exponer sus ideas y defenderlas, oponiéndose donde corresponde a cuanto consideren que deben oponerse.

Para poner la guinda a este pastel, una de las asociaciones “rebeldes” referidas anteriormente, hace público en su web ( http://www.ancep.es/ ) que ha emprendido acciones legales contra FOCDE, impugnando todos los acuerdos de su reciente Junta Directiva, así como los estatutos y reglamentos de la entidad, por ser contrarios a lo estipulado por la Ley que nos ampara, habida cuenta de que considera necesaria la intervención de los Tribunales para poner orden en todo este desaguisado.

Con todos estos ingredientes, lo que pueda suceder en la próxima Asamblea General de FOCDE es del todo incierto; y lo único cierto es que FOCDE no puede permitirse una nueva fragmentación, y eso es algo que debe ser tenido en cuenta tanto por el Presidente de la entidad como por los miembros de Junta Directiva, ya que las asociaciones, dado el funcionamiento de la entidad, carecen de cualquier potestad de decisión.

Lo único cierto que se desprende de todo lo sucedido en los últimos años, es que cualquiera que contravenga o se atreva a cuestionar, ejerciendo su libertad de expresión, las actuaciones del presidente, ha sido expulsado de FOCDE. En el pasado lo fueron federaciones enteras, ahora se pretende expulsar a una asociación, e incluso se amenaza con abrir expediente disciplinario a presidentes regionales. Nadie está a salvo y a cualquiera le puede tocar en cualquier momento. La causa de tanto despropósito dimana directamente desde la cúpula, de un presidente antidemocrático que gobierna FOCDE como si de su propia empresa se tratara, y de unos estatutos, redactados por él y aprobados con la negligencia de todos, que son una auténtica barbaridad.

Creo sinceramente que en esta afición sobra soberbia y falta humildad; que en el fondo, todos nosotros tenemos nuestra propia profesión y tal vez seamos unos craks en ellas, pero desde luego no somos juristas ni tenemos conocimientos para legislar, y sin embargo lo hacemos, sin tan siquiera asesorarnos previamente y sin tener claro cuáles son los límites de nuestras potestades. El resultado es el que nos merecemos por soberbios.

En mi opinión, lo mejor que le podría suceder a FOCDE, si es que quiere sobrevivir a la debacle, es que su presidente, habiendo demostrado su ineptitud e incapacidad para gobernar democráticamente la entidad, presentara su dimisión; y en su defecto, habida cuenta de que se aferra al cargo incluso con un proceso electoral amañando, que los actuales apoyos del Presidente reflexionen y decidan entre permanecer fieles e incondicionales a él, o por el contrario piensen en el futuro de la entidad.

Para salvar a FOCDE se impone imperiosamente lo que vengo reivindicando desde hace 4 años y que en estos momentos es una urgencia, y que ahora, dadas las circunstancias, no es otra cosa que nombrar una Comisión Gestora que mantenga el funcionamiento y los servicios de FOCDE a sus asociados, que redacte un borrador de estatutos ajustados a la Ley, y consiguientemente, con asesoramiento legal (a ver si así, algún año no tenemos que modificarlos), y por último, que convoque elecciones de conformidad con esos nuevos estatutos. Aunque tal vez, y dado que algunas personas promueven la transformación de FOCDE en una confederación, sería procedente previamente un debate interno sobre la conveniencia o no de esta propuesta, intentando alcanzar un consenso al respecto en uno u otro sentido.

Para acometer esta ardua e ingrata labor, hacen falta personas ya no sólo capaces, también dispuestas. He aquí el quid de la cuestión y soy de los que piensan que la necesidad obliga. Prueba de ello es que los desahuciados de FOCDE hace tres años, con los que pocas cosas comparto, supieron reponerse, organizarse y funcionar, partiendo de cero y con escasos recursos, cosa digna de alabar, incluso cuando se esté en desacuerdo con sus principios.

*En anteriores artículos se han empleado erróneamente las siglas LORDA para referirse a la Ley Organica reguladora del Derecho de Asociación. En el presente artículo se rectifica y se emplean las siglas correctas (LODA).

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